MIS APRENDIZAJES COMO TAROTISTA

Los desafíos de ser tarotista en una sociedad escéptica

En una era dominada por la razón y el método científico, el tarot a menudo es visto con ojos de duda. Muchos piensan que las cartas del tarot son simples supersticiones o que carecen de valor real. Sin embargo, el tarot profesional es mucho más que una predicción: es una herramienta para la reflexión personal, el autoconocimiento y la orientación espiritual.

Retos comunes de ser tarotista

🔮 Prejuicios y escepticismo social: Frases como “eso no es real” o “es un engaño” son comunes. El reto es explicar con claridad que el tarot no es magia, sino una herramienta simbólica y arquetípica.

🔮 Desconfianza de clientes potenciales: Muchas personas dudan en consultar por temor a ser estafadas o a caer en supersticiones.

🔮 Visibilidad y posicionamiento: Competir en un mercado donde hay tanto ruido y desinformación no es fácil.

CLAVES PARA SUPERAR ESTOS DESAFIOS: Yo aconsejo que seas auténtica y tengas en cuenta que no todos nacieron en este ambiente y es necesario que los eduques con amor. La sociedad teme a lo que desconoce y la mejor manera de combatir este problema es estar más abierta a que nos conozcan.

Asertividad, la base de una buena tarotista

En mi experiencia leyendo las cartas, no solamente de tarot, pude ver muchas situaciones en las que leer lo que tenía en la mesa no fue suficiente.  También se debe tener en cuenta a quien tenemos en frente para discernir qué información es necesario preservar.

Por lo general, no acepto varones en las lecturas presenciales. La estética de Mulancitarot es femenina ya que suelo sólo aceptar a consultantes mujeres. Pero hubo algunas excepciones en estos años y hoy les vengo a contar una de ellas.

Me había reencontrado con una amiga de la infancia y todo era miel sobre hojuelas hasta que me pidió un favor; leerle las cartas a un familiar suyo. Un hombre de unos 40 años con habilidades reconocidas en las artes marciales (este es un dato importante)

Los varones que vinieron a una consulta presencial siempre lo hicieron acompañados con la persona que los recomendó o, en su defecto, con sus parejas. En este caso, vino mi amiga con él.

La experiencia en sí fue muy incómoda ya que ella interrumpía la sesión cada 5 minutos y este hombre estaba muy nervioso.

Las cartas estuvieron muy saltarinas y claras. Así que en cuanto callé la “interrumpidora serial” pudimos realizar una lectura muy rica.

Todo iba bien hasta que el hombre preguntó por su ex esposa y si estaba en pareja con alguien nuevo. La respuesta fue muy rápida y poco agradable para él. Entonces, noté muchas emociones violentas expresadas en sus ojos y los movimientos de sus manos.

A la siguiente pregunta, que fue si el actual novio de su ex era uno de sus mejores amigos, decidí no respondersela. El tarot, por otro lado, lo dijo fuerte y claro. Así que tuve que mencionarle que las cartas sí le habían contestado pero que yo no se lo diría por nada del mundo hasta que pasaran 2 meses. ¿Por qué este tiempo? Porque también pude ver que él mismo tendría una nueva relación amorosa en menos de 8 semanas, así estaría tranquilo y no se preocuparía por la felicidad de ella.

El caballero en cuestión no estaba nada contento con mi negativa a decirle lo que las cartas no escondieron. Pero allí es donde el buen tino debe hacerse presente. No me dejé amedrentar, tampoco cedí a los argumentos de una amiga de la infancia, y mucho menos accedí a un pago mayor por esa información.

De hecho, le dije que no me pagara pero se fuera inmediatamente. Esta determinación hizo que el consultante dejara de insistir y siguiera preguntando por otras cuestiones.

Al final de la sesión, le recordé que en menos de dos semanas podía decírselo y él mismo me iba a pedir no saber.

Cuando le describí a la persona que iba a robar su corazón próximamente, le di algo en qué pensar y se fue muy tranquilo.

Pasaron un poco más de seis semanas y él conoció a su nueva ilusión, me lo contó con mucha dicha y pude decirle lo que había podido ver con el tarot acerca de su interrogante inconclusa.

Realmente tomó la noticia muy maduramente y se concentró en su presente.

Lo que me sorprendió fue que me agradeciera por mi decisión de ese momento, ya que era muy probable que hubiera cometido un grave error que le arruinaría la vida personal y deportiva.